martes, 13 de enero de 2015

Un viaje a África en Blanco y Negro

Ni soy fotógrafo, ni siempre hago fotografías viajando. A veces simplemente no me apetece, otras no siento necesidad, y otras, no tengo batería. Uso una cámara compacta que cabe en el bolsillo, es barata, y no tiene mayor calidad que un teléfono moderno. Lo que con el tiempo recuerdo y macero de los viajes es todo aquello que no puede retratarse, así que rara vez siento el viaje reflejado fidedignamente en instantáneas. Sin embargo, las noches en que la nostalgia de los viajes me invade, que son muchas, me gusta ayudar a la memoria repasando álbumes. Una de ellas, jugaba con algunas imágenes, sin orden ni criterio alguno, convirtiéndolas a blanco y negro, algo curioso ya que no concibo África si no es en color. Así salió la serie que hoy quiero compartir.

La tomé en un viaje por África hace dos veranos. Aquella vez, hice autostop desde Marruecos hasta Mali, hasta que el propio viaje tomó vida, como un ente más, y me llevaba él a mí más que yo a él. Entre otros regalos, profundicé en el conflicto saharaui, faené con pescadores en una pinaza rodeada de tiburones, recorrí durante días una zona de Mauritania sin carreteras, alcancé la mítica Tombuctú, conviví con etnias, dancé hasta el amanecer al ritmo de los djembes, presencié rituales y ceremonias místicas, me colé esquivando controles y campos de minas en el Sahara del Polisario, monté furtivamente en el tren más largo del mundo, entre otras experiencias… Y en todos aquellos días, tuve la fortuna de relacionarme con refugiados, mercaderes, traficantes, alcaldes, brujos, profesores, cazadores, eruditos, poetas o vagabundos… Aún cuando de vuelta a España debí internar en un hospital por una malaria que muy a punto estuve de no contar, no cabía en mí de satisfacción no sólo por las tantas vivencias, sino por lo vivo que me hace sentir el palpar y ser partícipe en primera persona de la enorme pluralidad de las gentes de nuestro planeta. Siempre culpo a esa alegría y plenitud vital de salvarme de esa enfermedad.




Minas antipersona en el Sahara Occidental Hice autostop junto a la señal, que avisaba del campo de minas cercano. El Sáhara Occidental aún tiene heridas en la tierra.




Mezquita de barro 
“Todos los mayores han sido primero niños, pero pocos lo recuerdan” (Saint Antoine de Exupery)



Mujeres de tribus de África 
Tenían tanta curiosidad por mí como yo por ellas.



Viajar en autostop por África 
Me gusta sacar billete para viajar con sólo levantar el dedo. Aquí, esperando algún vehículo hacia el país dogón.




Magia en las tribus de África. País Dogón 
Hay personas para quienes la magia es rutina. Y a juzgar por sus sonrisas, no les va mal.




Mezquita de barro de Djenne 
El barro es agua con arena. Con él se siguen levantando edificios más grandes que un camión.



Atardecer junto al río en el puerto de Mopti 
Cae el Sol, pero no por ello acaba el día.



Niños juegan al fútbol en un futbolín de madera 
No importa la fe de cada uno, existen religiones que se imponen en todo el planeta. ¿Tú de qué equipo eres?



Agricultora de Malí 
Me pidió una foto, pero nunca miró a cámara. Cuando se la enseñé, me dijo que era la tercera que le hacían en su vida.



Joven africana 
La belleza no entiende de colores.



Niño trabajando en el puerto de Mopti, Malí, África 
Se giró, y por gestos me dijo que si jugábamos a las fotos.



Niños trabajadores en Mopti, Malí 
Y rápidamente llamó a sus amigos para jugar también. Me gustan las personas para quienes compartir es norma.



Mujer africa cargando en cabeza 
“-¿Por qué llevas las cosas en la cabeza? -Para tener las manos libres.”. Su respuesta me dejó sin palabras.



Mujer de Mauritania 
Trabajamos tres horas para sacar al coche bloqueado en la arena. Mientras, de la nada, apareció esta mujer. Y de igual manera desapareció.



Restaurante africano Mali 
Lo mejor es simplemente lo que te hace sentir bien. Tenía hambre, sus dueñas eran un encanto y la comida rica. Aquel restaurante fue el mejor.



mercado africano de colores 
Nunca sé dónde mirar en los mercados de África.



pueblo de malí 
Sentados esperábamos un caballo que nos llevaría a una boda. Las tres horas se me hicieron segundos. El tiempo, todo locura.



Caminando al mercado. Malí 



calesa cargada burros 
Recuerdo que nos cruzamos porque les tomé esta foto. ¿Me recordarán ellos también, si no tomaron ninguna?



separando cacahuetes 
Separaba el cacahuete de su corteza. Con ellos haría una salsa, que entregaría como regalo de boda.



niñas vendiendo comida en africa 
Hay miles de idiomas en el mundo, pero una sonrisa siempre habla por todos…




Fuente: Historias de Nuestro Planeta

 
http://planetaafrica2015.blogspot.com.ar/search/label/Mali

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...